miércoles, 15 de septiembre de 2010

La gran aventura de la Pastelera, de niña



El día en que desaparecimos

Yo nací en Villa del Parque, estuve allí cinco años compartiendo la casa con mis dos primas y sus padres, los míos, mi hermano y yo, más atrás vivía la abuela Colomba con mis tíos Carlos y Aída, hermanos solteros de mi papá. Era una casa chorizo diferente, como varias casitas que salían a un mismo patio en común. Por un costado había un gran pasillo y se podía salir de allí desde el fondo sin que nadie lo notara. Un mediodía nos organizamos con mis primos - mi hermano era muy pollerudo con mamá, no sentía eso de la aventura-, así que cada uno de nosotros nos fuimos levantando y como con "ganas de ir al baño", pero en realidad fuimos por el pasillo, éramos tres pequeños de cuatro años, salimos a la calle a la casa de tía Ana, a la vuelta de la nuestra, para organizar juegos y jugar. Cuando nuestros padres notaron la ausencia al ver que el "baño" era interminable, el tío Radamés pega un grito: "No hay nadie, no están!", empezando el revuelo de Villa del Parque, todos buscándonos desesperados, sin tener ninguna noticia, mi tía Conce lloraba, consolaba a mi madre "Elsa, a vos te quedó un bebé y yo perdí a los dos!!!"
Policía, vecinos, amigos, todos buscando, hasta se revisó una tribu de zíngaros por si estábamos allí, ya que ellos siempre decían qué bellos niños tenía mi familia...
A mi tío Carlos se le ocurrió: "No estarán en lo de Ana?". Y así fue, sin chistar y con chirlos y retos fuimos cada uno a su casa. Recuerdo hasta estos días la cara del tío Radamés, esos retos y chirlos, pero todo salió bien, aparecimos.
Cuando veo o leo que algún chiquito desaparece sé lo que se siente y lo que sintieron nuestros padres...

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