miércoles, 7 de enero de 2009

La muñeca grande (Lisbeth)



Yo era pequeña y se habían puesto de moda, a pura novedad, las muñecas grandes. Tan grandes que casi se equiparaban a nuestra altura de niñas. Usaban ropa "de verdad", modelitos de todo tipo. Las famosas Piel Rose y Rayito de Sol estaban a la cabeza del mercado. No había mucho más para elegir, porque los juguetes no existían con la lujuriosa abundancia de ahora. Eran un verdadero lujo.
La historia comenzó cuando un día murmuré (y conste que apenas me oí a mí misma) "qué linda que es la muñeca grande..." Mi madre era una guerrera sanguínea ante quien no había barrera que se le resistiese a la hora de lograr algo para sus hijos. Y, para peor, era la regalona la que murmuraba. Aclaro que nunca fui una hija malcriada, tenía muy bajo perfil (ja ja, las cosas cambian...), ninguno de mis hermanos tampoco lo fue. Pero los deseos de nosotros tres eran sagrados para mi madre.
Cuenta mi hermana que la acompañó al centro de la ciudad, que se metió en cuanta juguetería encontraba. No habían ya muñecas grandes o, directamente, nunca la tuvieron, eran, repito, un lujo y una cosa nueva.
Hasta que encontró una y era la única que tenían, y el costo del juguete superaba lo que llevaba en la cartera para pagarlo. Pero mi cumpleaños era al día siguiente y mi madre, la guerrera sanguínea, no iba a permitir que yo me desperara sin ver la sorpresa a los pies de mi cama.
Le pidió a la vendedora que le dejara llevar la preciada presa, pagando con lo que tenía que era el mayor porcentaje del precio, y que, "sin falta", al día siguiente le traería el resto. Dejaba sus datos y su documento, lo que fuera para convencerla, ya que las tarjetas de crédito tampoco eran populares y casi no existían.
Obviamente, la negativa se daba una y otra vez. Mi madre, la sanguínea guerrera, seguía batallando. Y tanto mareó a la vendedora, al encargado, a Dios y a los santos, que por cansancio logró lo que quería. Mi hermana pedía al cielo que la tierra la tragara, de la vergüenza. Por supuesto, mujer de una sola palabra, al otro día mi madre estaba de nuevo allí, pagando el resto tal como lo había prometido.
Pero fue con el tiempo cuando supe la historia y cuando comprendí porqué a ella, a la guerrera, a la sanguínea, le corrían un par lágrimas de ternura profunda al verme abrazar y besar, silenciosamente, a mi espectacular muñeca grande...

Día de Reyes con promesas (Piru)


Cuando tenia 6 años, sufrí de peritonitis, habia que operarme y yo queria que me opere el médico que me atendió siempre, pero él no era cirujano, entonces yo lloraba porque no queria al otro médico (hoy pienso que era la excusa por el miedo que tenia). Se aproximaban Los Reyes y aún me parece verlo a papi arrodillado al lado de mi cama sin poder disimular su angustia , diciéndome que si me dejaba operar le pediria a Los Reyes una cadenita de oro para mi, y seguro me la traerian.
Estabamos atravesando una situación de mucha escasez economica , hoy sé lo dificil que le debe haber resultado a mi papá compramela, pero el cumplió y ese año Los Reyes me trajeron mi hermosa cadenita de oro, muy finita con una medallita, y a mi hermano el equipo de Boca con una pelota de futbol de cuero nº 5 (papi era fanatico de River, aunque mi hermano de Boca). Piensen cuanto nos amaba mi viejito querido!! Siempre recuerdo con mucha ternura este gesto como tantos otros de papá, tampoco me olvido de mi abuelo materno, un italiano muy duro criticando la actitud de mi papá.
Ese día de Reyes fue inolvidable, como las lágrimas de emoción de papá cuando me vio abrir el estuche y la alegría de mi hermano con su equipo de Boca!!!

Recuerdos del carnaval de la niñez (Silvia)



Recuerdo la Murga... esa que recorria las plazas diferentes corsos la recibian, recuerdo como subian a loscamiones. Papa me llevaba al corso de Villa de Parque de la calle Cuenca. Todavia me suenan algunas estrofas picantonas y pegadizas de los murgueros. Lo unico que no me gustaba era esa agua con perfume, que venia en sachet, te la tiraban y te hacia arder los ojos, y ese martillo odioso que te daba dolor en donde pegaba.
Me acuerdo del Bomberito Loco, ahora hay unas pistolas rarisimas espaciales, se porque mi Maxi la tiene.
Descalzos jugabamos con los vecinitos en la calle...si, en la calle, no habia tantos problemas de inseguridad.
Recuerdo el corso de Plaza de Mayo... Uy, este si que juntaba gente, el que no me gustaba era el corso de la Boca... la gente tiraba agua a baldazos, increible como te mojaban. Pero era lindo porque despues comiamos en las cantinas de alli, que ya no estan.